jueves, 12 de mayo de 2016

Versos

La vi de reojo pero se quedó grabada en mi memoria. Desde aquel momento paso por el mismo sitio a la misma hora todos los días pero no la veo. No me la quito de la cabeza, debo encontrarla para detener esta obsesión. Apenas estoy en casa pues cuando me despierto me voy a intentar encontrarla, hace tiempo que olvide en qué momento del día fue cuando la vi así que simplemente paso el tiempo buscándola.

Recuerdo ese pelo castaño puro, es como si pudiera ver el otoño retratado en él. Cada vez que me levanto y miro al cielo veo sus dos ojos reflejados, esa tez blanca tan hermosa y ese aire de inocencia mezclado con el olor a rosas que desprendía. Pómulos rosados como si de un dibujo animado se tratara, esos labios pequeños que esconden una sonrisa disfrazada de seriedad, dios como necesitaba encontrarla. Paso ligero, probablemente llegaba tarde a algún lado, el sonido de esos tacones se me quedó sonando en mis oídos todo ese día. Se cuidaba, estaba en forma, se le notaba al andar y en el andar, en esas piernas que tantas noches me embobaron ensoñándolas.

Nunca creí  que todo estaba escrito, que todos estábamos destinados a algo y alguien, al menos el yo de ahora. Pero al verla a ella sentí que estábamos conectados de alguna manera, que si no había nada escrito entre nosotros debíamos empezar a escribir las primeras letras.

“No es muy probable que encuentres a quien tan desesperadamente buscas”, con esa frase decidí dejar a la chica en paz. Quizás no estaba hecho para ella o al igual no lo estaba ella pero daba igual. No es la primera vez que alguien me dice que lo deje ir, que vendrá solo. Yo siempre decía que lo sabía cuando eso no era cierto, me mentía, por mi bien. No fue hasta los últimos meses que aprendí a dejar pasar cosas, a ser feliz.

Siempre tendré la imagen de ella en mi cabeza cuando quiera recordarla, es una buena imagen, lo bueno es que en mi mente esa imagen viene acompañada de una canción y una frase. Así clasifico mis imágenes, por frases de canciones.

Y de momento no tengo una acabada, pero aún hay tiempo para cantar.

jueves, 31 de marzo de 2016

Fuga

Me quedo sin ideas, me quedo sin excusas: “Voy a escribir, cuando lo termine te aviso y te lo paso”, y apenas lo empiezo. Quizás ya no tengo nada por lo que desahogarme, quizás lo dejo cada vez más por miedo a no saber cómo empezar. Siempre pensando en cambiar y siempre dejándolo para otro día. Siempre teniendo idea de lo que hacía y siempre sabiendo cuando me repetía. ¿Nunca pensando que molesto? Ya no lo sé. Dios, he cambiado tanto que ya no sé como vaciarme en un texto. La manzana cae muy cerca de mí en varias ocasiones y yo no sé cuantas veces morderla, ni siquiera si hacerlo. Dejé de pensar las cosas 4 veces y ahora soy distinto en todo. Sigo diciendo lo que pienso y sin saber si sé mentirme a mí mismo.

Me quedo sin ideas, me quedo pensativo delante del teclado. Ya no puedo distinguir el orden en el que he escrito algo. Ya no sé si he mejorado, he empeorado o sigo igual. No me importa, he aprendido a restarle importancia a cosas que no merecen la importancia que les daba antes. Me alegro de estar así y espero que dure mucho. Mientras tenga canciones que escuchar tendré algo que escribir.

Me quedo sin ideas, me quedo quieto. Nunca me gustó escribir en un diario y he acabado haciendo esto y no me arrepiento en absoluto. Solo por el gustazo de ponerme a leer todo lo he hecho en un día o dos y ver como he cambiado pienso que ha valido la pena.

Me quedo sin ideas y ésta casi está muerta, por lo que  es mejor no abusar de ella y dejarla reposar en algún sitio de mi cabeza donde la encuentre en unos años.