Si uno de nosotros hubiera respetado las normas de
este juego, no estaría como estoy ahora. Ambos disfrutábamos jugando, pero
acabaste modificando las reglas a tu antojo. Si el creador de las reglas
hubiera sabido que el juego no tiene un final fijo o que habría atascos, habría
hecho atajos. Pero quizás estos atajos
le hubiesen quitado emoción al juego.
Algo está claro, tú rompiste las reglas, y eso ha
hecho que deje de tener ganas de seguirlo. Ahora me toca buscar otra participante,
ya que tú decidiste acabar la partida antes de que supiésemos el final.
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